viernes, 15 de julio de 2011

DE VISITA POR EL ANTIGUO CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN DE CHURUBUSCO


El día de hoy compartiré con ustedes un sitio que conocí paseando por las calles de Coyoacan: el ex-convento de Churubusco, específicamente la cocina, donde es seguro que alguna vez se prepararon grandes y suculentos platillos.

Al llegar al lugar me asombré, debido a que además de hermoso es excepcional, porque está restaurado y reconstruido, tanto el refectorio, el baño, la conexión con el huerto y la cocina que es muy importante; incluso conserva los lavabos donde los frailes se fregaban las manos antes y después de tomar sus alimentos.

Me llamó la atención que de manera añadida a la cocina, se tenían los llamados baños medicinales o de placeres, que no eran más que lo que hoy llamaríamos enfermería, ello porque en la cocina se preparaban todas las infusiones, tizanas y cataplasmas, que se utilizaban para los enfermos.

Cabe mencionar que los frailes tenían una porqueriza, ya que esta edificación funcionaba como los antiguos monasterios, o sea, generaban unidades de producción autónomas de sus cultivos y animales, gracias en buena parte a que se tenía un sistema de riego: el aljibe, que según se dice, tiene tuberías de barro para llevar agua a la cocina.

Ubicar el ex-convento es fácil, porque está a una cuadra de Río Churubusco; o sea, debemos imaginarnos cómo una vía rápida pudo haber sido un río entubado, entonces podemos comprender porque los terrenos son tan fértiles, siendo así que me sorprendió gratamente ver que el huerto aún se encuentra en producción de maíz.

Algo muy importante, es que el monasterio original existió hasta comienzos del siglo XIX, porque en una inundación fue enterrado, exactamente en 1806, y ahora el refectorio es del siglo XIX posterior. Lo que me pareció muy notable fue que estas diferencias se pueden ver, porque caminas sobre un cristal, así que se tiene la posibilidad de observar como era la primera con respecto a la reconstrucción, misma que se dio gracias a la un grabado antiguo que reproduce la cocina de los padres Dieguinos.

Terminé el recorrido satisfecha por haber visto un lugar que puede parecer común para nosotros, pero que siendo un monasterio resulta particularmente interesante de conocer.

Angélica Cortés

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