Todo se tornaba felicidad, preocupación y un poco de estrés por estar dentro y fuera de la pista de hielo, a eso de las 2:30 pm del 30 de diciembre del año en curso. Pero al final les preguntamos a las personas que si valió la pena la espera, primero a los que estaban dentro de la pista y también a los que estaban en las banquitas sentados esperando a sus familiares a que terminaran de disfrutar de estar un rato divirtiéndose y cayéndose también.
Ya eran pocos lo que asistían esos días a la pista, se notaba que todos ya se estaban preparando para las fiestas finales decembrinas y esto se notó también en la pista de hielo donde había más monitores que chicos y chicas patinando. Incluso en los bancos se notaba la ausencia de personas y la aburrición de otras ,pero en fin, así es esto, mientras unos esperan otros se divierten.
A pesar de ser un poco tarde, no había mucha gente y los pocos que habían estaban distribuidos por toda la plancha del zócalo, se notaba que la gente estaba más interesada por celebrar el año nuevo que estar un rato sobre la pista u otras actividades, la pista de hielo también se queda sin usuarios de vez en cuando , pero después de un rato empezó a llegar más gente y se notaba ya que la pista se veía más alegre, con mucho entusiasmo por parte de las personas y querer vivir otra experiencia en la pista de hielo, como a dos niños que estaban patinando se les pregunto que cúantas veces habían ido a patinar desde que se instaló la pista de hielo; y ellos respondieron que unas 5 veces.
Dijeron además que ellos iban seguido porque sus papás no los querían dejar en la casa sin hacer algo para divertirse. Qué bueno, dije, entonces los papás de estos niños realmente lo que quisieron decir fue que no los querían en la casa para estar de latosos. Pero bueno, los niños se veían felices de estar en la pista y pues de eso se trata, de pasar un rato agradable dentro de ella.
Pues así fue el penúltimo día del año en la pista muy tranquilo pero divertido a la vez. Saludos a todos los pisteros que nos encontramos por allá.
fotos: Liliana Luzbel
escrito: Antonio Bax Kan
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