martes, 13 de septiembre de 2011

Madama Buterfly: un drama de hoy...

Acto II





Ya han pasado tres años y nada se sabe de Pinkerton, que abandonó Nagasaki al poco tiempo de casarse, dejando al cónsul con el deber de hacerse cargo del alquiler. Pero la situación es más dura porque la ruina se acerca a la casa de la geisha. Ella se mantiene firme en su idea de que él volverá y así lo demuestra en esa célebre aria "Un bel dí vedremo"(Un bello día veremos...) donde se imagina cómo será el reencuentro entre ambos donde la melodía tiene un gran valor. La llegada de Goro y Sharpless la devuelve a la realidad.





Mientras que conversan ella y el cónsul acerca de la promesa de Pinkerton de volver "cuando el petirrojo rehace su nido" aparece el tema de su situación y cómo Goro le trató de convencer de aceptar la proposición de Yamadori, un príncipe que la pretende, aparece en ese momento. En este punto se observa hasta qué punto está tan convencida de su amor por Pinkerton a pesar de las súplicas de Yamadori, las advertencias de Goro y el desconsuelo del cónsul que lleva una carta para ella.





Cuando se quedan los dos solos, él pasa a leer la carta que le entregó Pinkerton y donde le advierte para que prepare a Butterfly "para el golpe”, todo ello acompañado de un pequeño dúo que agradará al que acerque a ésta ópera por primera vez. Antes de desvelarle la verdad, le pregunta a ella sobre la posibilidad de que Pinkerton no pudiera volver nunca. Ella queda perpleja por la pregunta y le responde: o cantar...o morir. Sharpless no puede soportar el sufrimiento de ella y le recomienda que acepte la proposición de Yamadori. La situación se acentúa cuando Butterfly le presenta a su hijo y le pide al cónsul para que escriba a Pinkerton de que le espera su hijo ( "E questo? e questo?"...¿y ésto?¿y ésto?) La aria que le continúa ya es un reflejo de lo que acontecerá en el acto III.







El cañonazo desde el puerto da lugar a la llegada de Pinkerton. La llegada del barco de Pinkerton genera un primer momento de ilusión de la joven y también un poquillo de rencor hacia todos que, en su tiempo, le negaban la esperanza del retorno del norteamericano.






Esa alegría le lleva a realizar, junto a Suzuki, una animosa "bienvenida"("Seminiamo intorno april"..."Sembremos el mes de abril") para cuando llegase Pinkerton.






El acto se termina con la espera de la geisha.






Espero que me acompañen para el III y último acto de esta triste historia de desamor.
Quiero avisarles que habrá un ensayo a puerta abierta, es decir, puedes ver gratis el ensayo, mañana a las 15:00 horas en el Palacio de Bellas Artes, pero hay que llegar puntuales.

Alma González

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