Granados Chapa. Desde otra ventana

Granados Chapa: el político que siempre y nunca fue

Por: Mariana Montiel

Escritor, periodista, abogado y ¿político…? Sí. Fue un día de 1998, cuando Granados Chapa decidió ser el abanderado del Partido de la Revolución Democrática en coalición con el Partido del Trabajo a la gubernatura de su natal Hidalgo.

Ese año los rivales a vencer en la elección fueron Manuel Ángel Núñez Soto del PRI y el también cantante Francisco Xavier Berganza del PAN. Este último acusado de reventar la posible coalición PAN-PRD (sí, también. Ya se había contemplado 12 años antes que en Estado de México) para sacar al PRI del poder.

El que fuera nombrado Premio Nacional de Periodismo en 1981, aceptó encabezar una muy extraña alianza con lo que decía representar a la izquierda mexicana (PRD) y lo que siempre ha representado a la derecha nacional (PAN). ¿Dónde quedó aquel que decía que “los periodistas no pueden, ni deben, ser socios de los políticos”? Quizá Chapa se perdió un momento en medio de la Plaza Pública.

De cualquier forma dicha alianza no se realizó y los amarillos se fueron con el PT, el periodista quedó en tercer lugar, Berganza renunció al PAN, se movió al PRI, luego al Convergencia y recientemente buscó la alcaldía de Tulancingo por el Nueva Alianza. ¡Qué nivel!

En 1999, el 13 de febrero, día de la contienda electoral, los resultados quedaron de la siguiente manera: Manuel Ángel Núñez Soto 50.92%, Francisco Xavier Berganza 30.49% y Miguel Ángel Granados Chapa 13.82%.

El ganador de la Belisario Domínguez en 2008 estuvo en ese tiempo y hasta sus últimos días a favor de una (en apariencia) incongruente coalición entre partidos que, en el discurso, representan intereses completamente diferentes. ¿Será que el periodista bien sabía que en esencia representan lo mismo?

Escribió el 11 de abril del año en curso: “La radical oposición de Andrés Manuel López Obrador a las alianzas del PRD con el PAN, apenas atenuada o disimulada en el caso de Oaxaca, y exacerbada en el estado de México, clausuró esa operación política en esa entidad. A pesar de que el comité estatal perredista había progresado en la alianza con Acción Nacional (…) la alianza entre PRD y PAN era el método que, si bien no garantizaba el triunfo opositor lo ponía al alcance de la mano, para asegurar la alternancia”.

Sutil forma de decirle impositor a Obrador (además de radical), presidente nacional del PRD durante la elección del 99. Es AMLO quien decide avalar su candidatura en lugar de la de un tal Juan Guadarrama, expriísta y expanista que deseaba entrar en la pugna por el partido que fuera.

Raro: ¿Habrá aceptado Obrador, en ese entonces, aquella coalición que hoy tanta molestia le causa o habrá sido él uno de los detractores para que no se llevara a cabo?

Lo cierto es que no ganó y no lo volvió a intentar. ¿Desatino o acierto? En su homenaje póstumo, Paoli Bolio comentó acerca de su trayectoria política (en este caso, con referencia a su actuación como consejero ciudadano en el Consejo General del Instituto Federal Electoral, entre 1994 y 1996): “Hacer política como legislador fue tal vez su mayor deseo en ese terreno; varias veces tuvo la propuesta para hacerlo y las rechazó con dificultad, cuando percibió que no era compatible con su tarea esencial como informador, que nunca quiso dejar a un lado”.

Como actor político, el periodista “la dejó ahí”. Pero en las letras siguió siendo un participante político en activo. Muestra de cómo se puede hacer política fuera de los partidos (“hacer política” en los términos weberianos: “tratar de influir sobre la distribución del poder entre las distintas configuraciones políticas”).

Mejor. Mejor una pluma crítica que un experiodista incongruente. Eso de entrada. Sin embargo, queda en el aire la duda de cómo hubiera sido un Granados Chapa gobernador… Pero con lo que ha desfilado por Hidalgo, seguramente hubiera llevado con mucha, muchísima más dignidad que otros el título.