Ponte tus moños

El listón humano más grande del mundo:

De estereotipos, cáncer, records guinness, evasión de

impuestos y otras cosas

Ochocientas setenta y cinco personas faltaron para completar el Record Guinness que pretendía la Fundación Mexicana de Fomento Educativo para la Prevención y Detección Oportuna del Cáncer de Mama (FUCAM), el pasado sábado 29 de octubre.

La cita se llevó a cabo en la explanada del monumento a la Revolución, recinto en el que los participantes arribaron desde las 8 y hasta las 12 del día para formar parte de “el listón humano más grande del mundo” que, a pesar de todo, lo fue.

Como también rompió el record del mayor número de personas congregadas con playera rosa, de gente desayunando lonchibon y leche negrito al mismo tiempo, o el evento más paradójico en torno al cáncer; me explico: una manifestación que se pronuncia contra el cáncer de mama, mientras que de facto, por la hora y el clima, pugna por el cáncer de piel…

En fin, el rock-pop clásico y el sol estuvieron a todo lo que dan. La primera, tratando de aminorar la segunda sin mucho resultado. Pero las 4 mil 125 personas estuvieron ahí para que “el esfuerzo de «detectar el cáncer de mama está en tus manos» se escriba la historia de la humanidad”, como dice la página de la fundación.

Es eso, algo simbólico, pero nada ingenuo: reditúa en ganancias. Publicidad social. El que reúnan a más de 4 mil personas no va a erradicar cáncer, eso es obvio. El impacto estaría en la conciencia social que se logre con ello, sin embargo, las grandes manifestaciones que buscaban esa conciencia han sido rebasadas por las circunstancias de diversificación de manifestaciones, medios e ideas. Ahora tienen otros fines.

La salud, como consigna loable, alejada de cualquier ideología, fin político o económico, ha sido tocada las tres gracias a éste tipo de publicidad. Las marcas Ace, Bold, Downy, Pert, Olay, Pantene, Camay, Revitalique, Naturella y Always, es decir Procter and Gamble, patrocinadora del evento, embellece, limpia y posiciona la imagen de sus marcas como “empresas socialmente responsables” con eventos de corte altruista. Inteligente manera de hacer publicidad (y probablemente de evasión fiscal bajo la figura de “donativos deducibles” que se estipula en el artículo 31 del Reglamento de la Ley del Impuesto sobre la Renta).

Al mismo tiempo, alimentan los estereotipos que segmentan la población y propician el consumo. El obsequio de bolsitas de detergente y jabón de tocador durante eventos de éste tipo no son ni detalle, ni inocencia. ¿A qué otro sector puede ir dirigido un producto de cuidado y limpieza más que al que se le ha histórica y socialmente instituido que debe ser el portador y encargado de salvaguardar dichos valores que perpetúan el estado de las cosas?

¿Por qué se relaciona a las mujeres con el color rosa, los moños, el detergente, los productos cosméticos, etcétera, etcétera, etcétera? ¿Por qué nadie lo cuestiona y todos lo aceptan de forma natural e incluso se agradece y se fomenta? Peor aún: ¿por qué el INMUJERES, parte fundamental en el evento, cuya misión es “disminuir la brecha de desigualdad entre las mujeres y los hombres” fomenta con ésta clase de obsequios y símbolos la perpetuación del estereotipo de género?

Hombres y mujeres a favor de la salud y la igualdad deberían abatir esta violencia simbólica naturalizada que sólo logra dividirnos más entre géneros. Hombres y mujeres debemos exigir al Estado la creación y difusión de las instancias que resuelvan las necesidades de salud de nuestro pueblo para que terceros, las disque empresas “socialmente responsables”, no se sigan enriqueciendo tan elegantemente. No digo que no les interese colaborar en la lucha contra el cáncer de mama, lo que digo es que saben vender muy bien.

Mariana Montiel