domingo, 16 de octubre de 2011

Paraísos citadinos: Xicoténcatl


Tengo frío Xicoténcatl

Lugar fresco, tranquilo, relajante; donde nadie traía fuego para un cigarrillo, tal vez porque la gente sólo viene a correr y no fuman, pero cómo pensar que sólo vienen a eso, si al recorrer el lugar encuentro ¡envases de cerveza¡ También me pregunto qué hará aquí una estatua del Gral. Lázaro Cárdenas Del Rio, no lo sé, pero lo primero que se me viene a la mente es mi gloriosa escuela, el Instituto Politécnico Nacional y mi gloriosa carrera de Ingeniería Petrolera, entonces empiezo a relacionar los envases de caguamas, el cigarro y también, por qué no, las bancas ésas donde se puede romancear con una vista hermosas de plantas y flores, además de las fuentes que le dan el toque mágico al lugar.

Pero hoy vine solo y no me queda más que sentarme en una banca donde los rayos del sol peguen en su máximo esplendor y me ilumine las ideas para escribir la descripción de mi entorno, donde ayudado por el canto de los pájaros conseguí relajarme y dejar de pensar en el momento en que saliendo de los muros que rodean el parque y cruzando la avenida, volveré a lo mismo: ruido del tráfico, un montón de gente caminando de prisa y un largo camino de regreso a casa.

Adiós Xicoténcatl, me gustaste mucho, prometo regresar, y esta vez no solo, a disfrutar de tus bancas frías en la compañía de mi bella musa y dejar de ser un simple observador y pasar a experimentar, mientras todo lo descrito anterior pasa a mi alrededor.

Carlos Addiel Grande Cruz

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